EL FRACASO ESCOLAR
por Helena Trujillo Luque
El niño traslada al aula sus problemas afectivos, educativos e incluso agresivos. El niño aprenderá con prohibiciones e inhibiciones a dominar sus instintos, a retardar la satisfacción y el placer. Debe aprender a vivir entre otros, sujeto a unas determinadas normas culturales. El fracaso escolar es una negativa a aceptar la ley humana, que como tal, los constituirá en un sujeto social.
Podemos decir que la alteración del niño, deja al descubierto los fallos en la realización de la función padre, como así también de la función madre. Cuando un niño o niña comienza a manifestarse malhumorado, irritable y distraído supone la manifestación de una problemática familiar. El tratamiento psicoanalítico del padre y de la madre consigue muy pronto suprimir los síntomas.
El nacimiento de un hijo supone un cambio en nuestras vidas, en tanto pasamos no sólo a ser responsables de nuestros actos, sino también a regir las vidas de otros que dependen de nosotros. No siempre la llegada de los hijos es fruto de una decisión meditada y deseada, en muchas ocasiones, simplemente nos limitamos a adaptarlos a nuestra vida. Los padres deberían aprender qué implica su nueva función y qué repercusiones tiene. La educación es mucho más que mimos y cachetadas, implica primeramente considerar si los padres están o no educados. El Psicoanálisis nos muestra que sólo puede educar aquél que pueda comprender el desarrollo infantil y, normalmente, los adultos no comprendemos nuestra propia infancia.
Es frecuente escuchar cómo a un padre o a una madre le molesta un modo de actuar o la propia personalidad de su hijo o hija, pero es muy probable que sea similar a su propia infancia. Nos molesta más aquello que se acerca más a nosotros. Educar no es reprimir los impulsos indeseables en el niño, en tanto la represión exterior no produce la desaparición de tales conductas y sólo pueden producir una posterior enfermedad neurótica.
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